5.- Esferas de la cultura y configuración de la subjetividad
§ 15.- Religión, arte y filosofía. Hábitos del corazón, de la vida y de la mente.
Si alguien tiene la experiencia de haber convivido durante años con un hombre excepcional, como le ocurre a Sancho con Don Quijote, ha tratado con él, le ha cuidado y le ha asistido, incluso en su muerte, y le ha aconsejado, consolado, reprendido, etc., entonces ha compartido su vida e incluso la ha protagonizado con él.
Si uno lee el Quijote, o se lo cuentan, entonces siente y comprende la vida de don Quijote y la de Sancho, empatiza con los dos por igual, o quizá con uno más que con otro, y puede sentir que el que cuenta la historia, el argelino Berengeli o el castellano Miguel de Cervantes, es duro, injusto o piadoso con las personas cuya historia relata.
Si uno lee las Meditaciones sobre el quijote de Ortega o la Vida de don Quijote y Sancho de Unamuno, reflexiona sobre el Quijote, lo piensa, lo interpreta, lo comprende, pero empatiza menos con él, no comparte su vida, no la vive.
Con la vida de Jesús, los relatos de ella y las reflexiones sobre su vida y su relación con el Padre ocurre lo mismo. Si una persona ha convivido con él, ha compartido su vida, y le ha asistido en muchos momentos, incluso en la muerte, entonces puede decirse que de algún modo también ha protagonizado su vida, como la protagonizan los compañeros, familiares, amigos y subalternos de los héroes.
Si una o varias personas que han compartido su vida la cuentan, el lector o el oyente pueden sentir que el narrador es más o menos distante o más o menos afectuoso con el protagonista de la historia.
Si uno escribe o lee un tratado de cristología entonces puede comprender la vida y la personalidad de Jesús y puede comprender y creer que es Dios. En este último caso, es posible concatenar episodios, acontecimientos, razonamientos y deducciones de tal manera que se llegue a considerar que la proposición ‘Jesús es Dios’, es verdadera, o que también lo es la proposición ‘el Padre y el Hijo son el mismo Dios’.
Pues bien, las diferencias de géneros literarios, al mostrar lo mismo de diversas maneras, llevan consigo un tipo de diferencia en la comunicación y en lo comunicado, cuyo resultado es que: 1) en el culto y la plegaria religiosas el hombre está relacionándose directamente con Dios (o con el poder sagrado de que se trate), 2) en los relatos sagrados el hombre está relacionándose con otro hombre que da testimonio (martyrion en griego) de los acontecimientos sagrados, y 3) en la formulación teológica el hombre está relacionándose con ideas objetivas y reflexionando sobre ellas para comprobar su verdad.
Estas tres formas de comunicación características de la vida religiosa se pueden esquematizar en el siguiente cuadro.
Género literario | A.- Religión/
forma dramática |
B.- Arte/
forma épica, narrativa |
C.- Filosofía/
Forma reflexiva |
Elemento comunicado | Verbum cordis
Gesto, vida, ser |
Verbum vitae
Vivencias, literatura |
Verbum mentis
Concepto |
Tipo de comunicación | Vida compartida Intercambio de intimidad | Recuerdos compartidos
Transmisión de experiencia |
Expresión objetiva |
“Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños”, Mat 11,25. | “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo he estado con vosotros, y todavía no me conoces, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo dices tú: Muéstranos al Padre?” Juan 14.9 | “El Padre que engendra, el Hijo que nace y el Espíritu Santo que procede: consustanciales, coiguales, coomnipotentes y coeternos; un solo principio de todas las cosas” IV Conc, Letran, DZ |
En los tres casos anteriores, el hombre se relaciona con Dios de modos diferentes, lo cual significa que la subjetividad humana, con sus capacidades desarrolladas y maduras, participa en la relación con una parte diferente de la persona, de lo cual resulta una implicación diferente y un modo diferente de vivir la religión en cada caso.
El factor subjetivo con el que el hombre vive la relación con Dios en cada caso, se puede representar en el siguiente esquema
Género literario | A.- Religión/
forma dramática |
B.- Arte/
forma épica, narrativa |
C.- Filosofía/
Forma reflexiva |
Elemento comunicado | Verbum cordis
Gesto, vida, ser |
Verbum vitae
Vivencias, literatura |
Verbum mentis
Concepto |
Tipo de comunicación | Vida compartida Intercambio de intimidad | Recuerdos compartidos
Transmisión de experiencia |
Expresión objetiva |
Dimensión de la subjetividad que entra en juego | Espíritu
Fondo del alma Sí mismo Ser radical Persona |
Memoria valorativa
Conciencia vital Yo empírico Vida subjetiva Biografía Persona
|
Mente imaginativa
Conciencia intelectual Yo trascendental
|
A partir de la antigüedad, una de las maneras posibles de vivir la relación con Dios es la reunión del yo y el sí mismo en el fundamento del sí mismo, que es en lo que consiste la unión mística, y esta estructura de la subjetividad que hace posible la mística, es también la que hace posible todas las formas, sencillas y complejas, apacibles y conflictivas, de vivir la religión personal, social y nacionalmente, que aparecen en la época histórica hasta el fin de la modernidad[1].
No es lo mismo vivir la religión con el corazón, con la voluntad imaginativa o con el intelecto. No es lo mismo vivirla integrándose en las prácticas institucionales públicas de un modo personal, con la unidad del yo y el sí mismo, que hacerlo de un modo rutinario, sin esa unidad de los dos factores. Tampoco es lo mismo vivirla en la comunidad, que vivirla de un modo privado en el desierto o en el monasterio.
La síntesis moderna de culto, moral, dogma y plegaria la propone la cristiandad para la comunidad y para los individuos desde la Antigüedad, pero la forma en que esa síntesis queda realizada en cada periodo histórico ha ido variando.
Lo más característico de la religión en la época histórica, del cristianismo europeo, es la unión y simultaneidad de todas esas dimensiones en formas institucionales cambiantes, y, junto a eso, el nacimiento y proliferación de las formas de la mística, lo cual acontece en cierto paralelismo con el nacimiento y desarrollo de la mística en las religiones del lejano y del medio oriente.
Eso es lo que se va a estudiar en los siguientes capítulos.
NOTAS
[1] Hasta el siglo XX no se cuenta con una fenomenología y una ontología de la subjetividad suficientemente diferenciada y elaborada, que es muy necesaria para estudiar los fenómenos religiosos. Esa tarea se debe a los discípulos de Husserl, entre los que destacan Scheler y Edith Stein. Cfr. Gutiérrez Aguilar, A, La experiencia de la persona en el pensamiento de Edith Stein, Sevilla: Thémata, 2018.
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