La filosofía, ¿preguntas sin respuesta?

Artículo de filosofía

El lema que da visibilidad al Grado de Filosofía de la UCV reza así: “preguntas con respuesta”. Si utilizamos la metáfora del péndulo vemos cómo la filosofía parte primero del extremo de las preguntas y se balancea hacia las respuestas para volver a su origen recargada con nuevas preguntas, repitiendo así el ciclo.

Sin embargo en la historia del pensamiento a menudo los filósofos han congelado la filosofía, incluso con cierto orgullo diferencial frente a otros saberes como la ciencia, en el extremo pendular de las preguntas. Así dice E. Lledó:

“Los mitos traen, pues, a la memoria los eternos problemas de los hombres, las eternas preguntas abiertas que, aunque sin respuesta, dan sentido y contenido a la existencia” (Memoria del logos).

O Fernando Savater:

“¿Se saca algo en limpio de la filosofía? Pues sí, al menos algo muy importante: las preguntas mismas. (…) Son las preguntas de nuestra vida, el catálogo esencial de nuestros “¿por qué?” (Urgencia y presencia de la filosofía. Revista Vela Mayor).

No hay duda de que las preguntas son esenciales, la raíz del pensamiento, sin ellas no se activa la reflexión, como bien dice Platón en el Menón al referirse al esclavo interrogado: “Tiene opiniones verdaderas, que despertándose con las preguntas se convierten en saberes”. Es inútil dar respuestas a preguntas que no se han formulado. Pero ¿renunciamos a las respuestas? Sabemos que estas se han devaluado a medida que los filósofos ante las mismas preguntas no sólo presentaban respuestas distintas sino contrarias. Es cierto, las respuestas son provisionales, humildes, abiertas, ¡pero imprescindibles!

Le dejo a Julián Marías la última palabra:

“La filosofía existe desde el momento en que se intenta, en que algún hombre se pone en una actitud determinada, que consiste en hacerse las preguntas radicales, entiéndase bien: no basta con sentir perplejidad o incertidumbre; esta situación tiene que estar acompañada de la creencia de que la razón puede, al menos en principio, hallar respuesta; es decir, que el hombre puede buscarla activamente, y se moviliza hacia ello” (Razón de la filosofía).

Esta es la firme creencia que acompaña este Grado en Filosofía, porque hoy más que nunca necesitamos esas respuestas.

J.I. Tudela Cuenca

Profesor de filosofía