Sobre Vattimo y el comunismo hermenéutico, por Víctor Páramo

Vattimo y Zabala

Recensión de Vattimo, G. y Zabala, S. (2012): Comunismo hermenéutico. De Heidegger a Marx, Herder, Barcelona. 280 págs. ISBN: 9788425428487.

Por Víctor Páramo Valero

Grado Online en Filosofía

UCV «San Vicente Mártir»

Comunismo hermenéutico. De Heidegger a Marx fue publicado en castellano en el año 2012. Es fruto del trabajo conjunto de Gianni Vattimo y Santiago Zabala. Ambos han tratado de encontrar un nuevo horizonte político en el marco del denominado “pensamiento débil”[1].

Vattimo, conocido filósofo, comenzó a desarrollar hace tres décadas dicho pensamiento, el cual goza de gran actualidad y ha sido aplicado, entre otros ámbitos, a la ética, a la política y a la estética. Se trata de una posición filosófica muy representativa de los movimientos posmodernos. Ha sido definida como “una forma de anarquía no sangrante” que encuentra su sentido en la superación de la metafísica, entendida como “política de las descripciones”[2].

Los términos que componen el título de la obra mantienen una vinculación profunda sólo si se comprenden desde la óptica del pensamiento débil.

La hermenéutica es, en contextos filosóficos, una corriente que nace como reflexión sobre el objeto de estudio de los distintos saberes, sobre la pretensión de verdad de las ciencias en general pero ante todo de las Geisteswissenchaften, sobre cómo deben ser interpretados los textos (y las acciones, según Ricoeur), sobre las condiciones de toda comprensión posible y de la historicidad de la existencia.

Heidegger, por ejemplo, desarrolla -en distintos trabajos anteriores a 1927, pero sobre todo en Ser y tiempo (tratado de metafísica publicado en esa misma fecha)- una “hermenéutica de la facticidad” en la que realiza una analítica existenciaria del Dasein. La existencia del Dasein se presenta como objeto de estudio fundamental de la hermenéutica[3]. Schleiermacher y Dilthey desarrollaron previamente una concepción de la hermenéutica distinta a la heideggeriana. Gadamer y Ricoeur son algunos de los autores más destacados dentro del paradigma hermenéutico que recupera la tradición hermenéutica diltheyana.

Comunismo hermenéutico comienza con una cita extraída de un ensayo de Heidegger titulado “La tesis de Kant sobre el ser”[4]. En dicha cita, Heidegger hace mención de la célebre undécima tesis sobre Feuerbach de Marx, la transformación del pensar y el carácter irrebasable de la metafísica en todo pensamiento filosófico. “¿Cómo puede transformarse el pensar si no se encamina hacia aquello que merece ser pensado?”, se pregunta Heidegger. Lo que merece ser pensado es el ser, centro de todo discurso metafísico.

Vattimo y Zabala defienden una concepción hermenéutica del comunismo. El comunismo de inspiración marxista ha sido una corriente filosófica que ha tenido gran influencia en la praxis política. Son numerosos los países del este de Europa que trataron de realizar el proyecto político del comunismo marxista, entendido como “dictadura del proletariado”, como un intento de llevar la democracia donde el liberalismo le ha impedido llegar. El comunismo es, según esta visión, la única forma de gobierno que promete la igualdad de todos los ciudadanos y hace efectiva esta promesa mediante acciones políticas tales como la abolición de la propiedad privada, propia de una economía capitalista.

El comunismo, tal y como ha mostrado la historia, ha resultado ser una opción política poco acertada. Se ha mostrado que la supresión de los derechos liberales básicos (por ejemplo, los derechos de libre expresión y de no sometimiento a la “voluntad general”) conlleva que el gobierno político se  convierta en un gobierno injusto, a pesar de que logre instituir igualdad entre los ciudadanos[5].

Los autores de Comunismo hermenéutico -que se proponen, como hemos mencionado, mostrar los rasgos comunes que presentan la hermenéutica en el campo de la filosofía y el comunismo en el campo de la política, y aunarlos como una representación sólida del pensamiento postmetafísico-, defienden que un comunismo de clase débil no cometerá los errores del comunismo soviético. Encuentran un ejemplo de este comunismo débil en algunos de los gobiernos actuales de Sudamérica. Vattimo los toma como referentes para criticar posiciones neoliberales como las del conocido sociólogo y politólogo Francis Fukuyama.

La hermenéutica débil no se caracteriza por ser simplemente una alternativa a la epistemología y metafísica tal y como quedan configuradas en la filosofía moderna, sino más bien por constituir, en palabras de Rorty, lo que queda cuando se abandonan los conceptos que constituyen el fundamento de una y otra disciplina filosófica, conceptos tales como los de “sujeto”, “verdad”, “certeza” u “objetividad”. Un pasaje representativo de esta versión de la hermenéutica lo encontramos en el capítulo cuarto del libro:

“Tanto la caída del muro de Berlín como la presente crisis del capitalismo constituyen aspectos de la disolución general de la metafísica, en otras palabras, de aquellas políticas socioeconómicas que tenían su fundamento en la verdad objetiva de la historia”[6].

 Y en un párrafo anterior leemos:

 “La hermenéutica es similar al comunismo porque su verdad, el ser, y su necesidad son completamente históricos, es decir, no el producto de un descubrimiento teórico o una corrección lógica de errores anteriores, sino el resultado final de la metafísica”[7].

Detengámonos ahora en el mensaje que pretende trasmitir la imagen incluida en la portada del libro. Se percibe en ella la división entre países ricos y países pobres, e incluso entre partes ricas y partes pobres de una misma ciudad. La imagen podría haber sido tomada de distintas áreas de ciudades como Pekín o Múnich, en las que el contraste entre ciudadanos “débiles” -la parte de la población que queda excluida (generando la gran aporía de la que habla Hegel en los Principios de filosofía del derecho y que Marx trató de solucionar) de un sistema político-económico que sólo en teoría beneficia a todos y cada uno de los individuos, es decir, la parte de la población de la que el marxismo se erige como representante- y los ciudadanos de clases medias y altas. Frente a la propuesta neoliberal de abandonar una idea de historia en la que el protagonista es la lucha de clases, donde la ideología y las condiciones materiales de existencia forman, respectivamente, la superestructura y la infraestructura de la sociedad, Vattimo aboga por mantener el mismo propósito que tuvo Marx al analizar y criticar al capitalismo como forma de gobierno que, en un régimen democrático, termina por perpetuar la división entre clases.

En la misma imagen podemos percibir además el muro que separa a unos y otros ciudadanos. Ése es el gran problema al que hace frente el comunismo: trata de remediar la irremediable tendencia a la separación y la exclusión de los derechos que han sido prometidos a todos los ciudadanos -al menos desde 1789. Que el comunismo sea un espectro -según la célebre afirmación del Manifiesto– se debe a que hace frente a un problema permanente e insoluble. Mientras permanezca dicho problema también lo hará el comunismo como alternativa latente. Puesto que el problema no desaparecerá mientras no lo hagan las paradojas de la democracia liberal -es decir, mientras no desaparezca la propia democracia liberal, ya que las paradojas mentadas le son inherentes-, el comunismo espectral será signo de esperanza.

A la división entre un mundo y otro sólo puede ponerse fin mediante una política que no permita que existan posibilidades, aunque ínfimas, de que se reproduzca de nuevo la división. La superación de la “dialéctica de la sociedad civil” a la que conduce la democracia liberal tiene una vinculación clara con la propuesta filosófica del pensamiento débil, en tanto que versión de la hermenéutica que, enraizada en “el nihilismo y en el final de la metafísica”, defiende “la idea de la imposibilidad de superar la metafísica estableciendo al mismo tiempo la capacidad de vivir sin legitimaciones ni valores previos”[8]. Pero la “debilidad” del “pensamiento débil” no debe ser entendida “por oposición al ‘pensamiento fuerte’ o como resultado de un descubrimiento (como el de que no existe ninguna descripción objetiva de la verdad), sino como una concienciación de nuestra condición posmoderna”[9]. A pesar del dominio del capitalismo, el comunismo débil es una alternativa que puede renovar[10] las políticas democráticas que han entrado en crisis en los últimos años.

Estados Unidos constituye un ejemplo paradigmático de gobierno democrático liberal. Algo que distingue a este país de los europeos es que ha adoptado desde su nacimiento esta forma de gobierno, nacimiento que fue posible gracias a un conjunto de militares y pensadores políticos comúnmente denominados “padres fundadores” -entre los que se encuentran los primeros presidentes, George Washington y John Adams-, quienes lucharon, durante la Guerra y la Declaración de Independencia al Imperio británico, por ideales que más tarde serán cristalizados de la Constitución americana.

Al igual que en el gobierno estadounidense, en el comunista débil hay campañas electorales que dan lugar a una pugna constante entre los distintos partidos políticos que aspiran a representar a los ciudadanos y no existe modo de desbancar al poder político sino a través de la voluntad de la mayoría expresada en las elecciones. A ello se debe que esta clase de comunismo esté impregnada de los valores fundamentales de la democracia, a saber, la libertad, la igualdad y la justicia. La diferencia entre la democracia liberal y el comunismo débil estriba en cómo comprenden la jerarquía que debe establecerse entre dichos valores. El comunismo débil otorga mayor importancia a la igualdad y a la justicia que a la libertad, aunque no por ello anula este último valor, a diferencia de otras formas de comunismo.

Una democracia representativa como la estadounidense constituye la forma de gobierno político propia de los países occidentales. El comunismo en Occidente ha resultado ser, como hemos indicado, un paso atrás en el progreso hacia una sociedad más justa. Los comunismos que existen en la actualidad -como el cubano o el venezolano- pueden ser una referencia para la democracia, al igual que ésta lo fue antaño para el propio comunismo. Vattimo y Zabala plantean al final de Comunismo hermenéutico la posibilidad de que Hugo Chávez, recientemente fallecido, sirva como modelo a Obama. Chávez, que en sus primeros años como presidente de la República de Venezuela tuvo grandes dificultades para mantenerse en el poder, ha promovido con mayor ímpetu que otros líderes políticos la necesidad de que se contemple a todos y cada uno de los ciudadanos del pueblo venezolano. Venezuela, en tanto que República con una Constitución, nos muestra que comunismo débil y democracia son formas de gobierno interdependientes.

Comunismo hermenéutico. A modo de conclusión.

Comunismo hermenéutico es, como hemos comprobado, una aportación esencial al debate actual en torno a la legitimidad política de la democracia liberal. A nuestro juicio, la propuesta de los autores posee una base sólida teórica y práctica, con lo cual su valor puede ser percibido tanto por pensadores políticos como por tienen a la política como profesión. Dicha propuesta es arriesgada, ya que se opone a las corrientes filosóficas que siguen teniendo mayor predominancia en los debates sobre el buen gobierno. La lucidez de los autores estriba en haber sabido fundamentar el comunismo en la versión débil de una teoría filosófica como la hermenéutica, que se preocupa por mantener “la conversación de la humanidad”[11] iniciada por los primeros pensadores griegos y por hablar en un lenguaje libre de las ideas y categorías metafísicas tradicionales.


[1] Cf.Vattimo, G. y P. A. Rovatti,El pensamiento débil, Cátedra, Madrid, 2006.

[2] Vattimo, G. y Zabala, S., Comunismo hermenéutico, Herder, Barcelona, 2012, p. 12

[3] J. Conill ha mostrado en su libro Ética hermenéutica (Tecnos, Madrid, 2006) las raíces de la hermenéutica de la facticidad de Heidegger y ha expuesto las distintas versiones de la hermenéutica que parten del pensamiento del filósofo alemán y de las que son alternativas a la vía hermenéutica abierta por él.

[4] Recogido en Hitos, Alianza, Madrid, 2000.

[5] Un ejemplo de lucha contra las políticas comunistas dictatoriales es el de Václav Havel, líder del movimiento disidente que logró convertirse en el presidente del gobierno de la República Checa.

[6]Comunismo hermenéutico, ed. cit., p. 170

[7]Ibíd., p. 167

[8]Comunismo hermenéutico, ed. cit., pp. 145-146

[9] Ibíd., p. 147

[10] Ibíd., p. 166

[11] Rorty, R., La filosofía y el espejo de la naturaleza, Cátedra, Madrid, 2001, p. 288

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Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UCV "San Vicente Mártir". Autor, entre otras obras, de "Los Nuevos Redentores" (Anthropos, 1987), "Tecnología y futuro humano" (Anthropos, 1990) y "La violencia y sus claves" (Ariel Quintaesencia, 2013).

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Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia en la UCV "San Vicente Mártir". Autor, entre otras obras, de "Los Nuevos Redentores" (Anthropos, 1987), "Tecnología y futuro humano" (Anthropos, 1990) y "La violencia y sus claves" (Ariel Quintaesencia, 2013).

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