Observaciones al debate realismo / instrumentalismo – sobre Popper
Observaciones al debate realismo / instrumentalismo. Una virtud fundamental del realismo hipotético en Popper
Víctor Páramo Valero[i]
Introducción
La ciencia y la técnica constituyen el espejo en que el mundo moderno se ha mirado una y otra vez para reafirmarse. El mundo contemporáneo todavía sigue haciéndolo a pesar de que las catástrofes mundiales acontecidas a lo largo del siglo pasado hayan mostrado la otra cara de eso de lo que la sociedad occidental se ha sentido más orgullosa. Los ideales de la ‘civilización’ con los que se identificaba la sociedad burguesa francesa de comienzos del siglo XVIII no se han difuminado. Muchos de ellos siguen vivos, como el devoto culto a los avances de la técnica. El artista que se ocupe de elaborar un retrato de nuestra especie reservará gran parte del lienzo a la evocación de las maravillas de la ciencia. Es el centro de todas las miradas: en ella están puestas todas las esperanzas.
Pese a la vasta y visible producción científica, ésta, a nivel teórico, sigue constituyendo en cierto modo un enigma. Decimos ‘en cierto modo’ porque, si bien se han reducido muchos de los misterios de la ciencia que en la Modernidad fueron objeto de profundos debates –misterios como la edad de la Tierra o el origen del ser humano–, las teorías e hipótesis científicas corroboradas siguen causando cierta incertidumbre respecto a su continuidad en un futuro no tan lejano. Algunas de las teorías más conocidas por un público no perteneciente a la comunidad científica –por ejemplo, la teoría de la evolución de Charles Darwin–, pese a la gran influencia que han tenido en diversas ramas del conocimiento y pese a su cada vez mayor capacidad explicativa en estas ramas, siguen siendo susceptibles de falsación; es decir, siempre existirá la posibilidad de que sean falsadas. Las teorías científicas nunca dejarán de generar problemas que atañen a un nivel supra o metacientífico, del que se ha venido ocupando no sólo la propia ciencia, sino también la filosofía.
Uno de los debates que siguen en pie en ese nivel metacientífico o filosófico-científico es el que congrega a quienes defienden que las teorías científicas son meros instrumentos de predicción pero no de explicación, y a quienes defienden, como hizo durante décadas el conocido pensador austríaco Karl Popper, que las teorías científicas no sólo se adecuan a la realidad que describen ni sólo aspiran a tener alta capacidad predictiva, sino que también pretenden ser soluciones verdaderas de los problemas a los que se enfrentan, “soluciones correspondientes a los hechos”[1]. A la primera posición se la ha denominado “instrumentalismo”; a la segunda, “realismo”. La ciencia intenta, para Popper, ser una descripción verdadera de la realidad. En Conocimiento objetivo leemos:
“Nuestras conjeturas teóricas tienden progresivamente a la verdad; es decir, hacia las descripciones verdaderas de ciertos hechos o aspectos de la realidad. (…) No sólo buscamos el éxito biológico o instrumental”[2].
Como indica Antonio Diéguez, el realismo científico se pregunta fundamentalmente por la relación que guardan las teorías científicas con el mundo[3]. Un importante problema que concierne al realismo científico es, pues, el de si las explicaciones científicas pueden o no “justificar la pretensión de que el mundo es realmente tal como dicen, al menos de modo aproximado”[4]. En lo que sigue vamos a analizar algunas cuestiones que se derivan del mencionado debate realismo/instrumentalismo, cuestiones tales como la de si el realismo puede defender o no que las teorías científicas se corresponden o no con el mundo que tratan de explicar.
El análisis será realizado de la mano de un pensador formado en la Escuela popperiana todavía en activo: John Worrall. Este filósofo inglés ha defendido, en un artículo publicado en 1982 con el título “Scientific Realism and Scientific Change”[5], el ‘realismo hipotético’ que Popper expuso en una de sus obras más importantes, Conjeturas y refutaciones. Tal defensa requiere, a juicio de Worrall, una revisión de la crítica de Popper al instrumentalismo, doctrina a la que aludiremos mediante la exposición de las ideas de dos de los pensadores más importantes en la historia de la filosofía de la ciencia que han contribuido a desarrollarla: Henri Poincaré y Pierre Duhem. El propósito del análisis es considerar, junto a Worrall, por qué es preferible optar por el realismo hipotético antes que por el instrumentalismo.
Una virtud fundamental del realismo hipotético en Popper
Como explica Nicanor Ursua en su libro Cerebro y conocimiento: un enfoque evolucionista, ‘realismo hipotético’ es la designación con la que Donald T. Campbell se refirió en 1959 al realismo de Popper. Esta versión del realismo supone que la razón humana es falible y que, en consecuencia, el conocimiento que el ser humano tiene del mundo es siempre hipotético. Los siguientes postulados ofrecen una imagen acabada de esta clase de realismo:
“existencia de un mundo real, estructurado, coherente, casi continuo, independiente de la conciencia, en parte cognoscible y explicable por medio de la percepción, el pensamiento y la ciencia intersubjetiva, y afirmación del carácter hipotético de nuestro conocimiento; es decir, conocimiento conjetural y falible”[6].
Según Popper, el realismo, a diferencia de una teoría científica empírica, no puede demostrarse, aunque, sin embargo, sí cabe esgrimir argumentos en su favor[7]. Para Worrall, también existen argumentos decisivos en favor del realismo. Veamos cuál es, a su juicio, el principal, no sin antes advertir cómo llegar a él.
Al comienzo del artículo citado Worrall indica que el realismo hipotético popperiano no es del todo incompatible con el instrumentalismo de Duhem y Poincaré. Esto, que resulta algo atrevido por parte del autor, es justificado a lo largo de la última sección del texto, tras haber esbozado una respuesta realista a los clásicos argumentos instrumentalistas contra el propio realismo: la idealización, la subdeterminación y las revoluciones científicas. A pesar de ser la última parte del artículo la que desarrolla en profundidad la compatibilidad entre el instrumentalismo clásico y el realismo hipotético al hilo de la exposición del contenido más importante de la teoría popperiana, en la primera parte, titulada “La crítica de Popper al instrumentalismo” (en la que Worrall no se limita a realizar una exposición de los argumentos de Popper contra el realismo sino también a mostrar sus deficiencias), el autor se permite afirmar que la siguiente idea de Poincaré (extraída de Ciencia e hipótesis) cabe entenderla en los términos en que comprendemos la actitud ‘realista’ que debería suscribir el realismo hipotético a menos que quiera ser demasiado exigente:
“Dos teorías contradictorias, siempre que no se solapen y no tratemos de encontrar en ellas una explicación de las cosas, podrían, de hecho, ser muy útiles instrumentos de investigación”[8].
Worrall añade el siguiente comentario:
“Entendida a partir de otras observaciones de Poincaré sobre la constante búsqueda de una teoría más simple, ésta [la afirmación de Poincaré] es quizá solo una expresión de la sensata actitud ‘realista’ que no deberíamos desdeñar, aun si no es totalmente satisfactoria. Si el realismo hipotético de Popper no es compatible con esta actitud, entonces (…) es sin duda demasiado exigente”[9].
Resulta desconcertante que Worrall señale que en la afirmación de Poincaré podemos hallar una actitud ‘realista’. No obstante, el autor trata de justificarlo. Veamos qué dice al respecto.
Worrall no vuelve a aludir al realismo hipotético hasta las últimas páginas del escrito citado. Piensa que el realismo es sostenible y preferible al instrumentalismo cuando se lo excluye de su “débil elemento epistemológico”[10]. La noción de ‘verosimilitud’ popperiana es este elemento epistemológico que, para el autor, no favorece al realismo. Con este concepto de ‘verosimilitud’ Popper hacía referencia a la idea de que “tenemos la posibilidad de acercarnos cada vez más a la verdad, y a menudo lo hacemos”[11]. Worrall realiza una consideración extensa sobre esta noción y llega a la conclusión que hemos expuesto: si desechamos la idea de verosimilitud en el marco del realismo hipotético, éste será preferible al instrumentalismo. De lo contrario deberemos acogernos a un instrumentalismo de corte positivista que seccione “el tamaño de la ciencia mediante una re-interpretación empirista”[12].
El ‘genuino’ realismo hipotético, libre de la noción de verosimilitud, puede ser concebido –sin olvidar los supuestos mencionados más arriba– como aquella posición que defiende que las teorías científicas “son intentos de describir verdaderamente la estructura del universo”, “intentos verdaderos o falsos de descripción de la realidad, tanto de la observable como de la ‘oculta’”[13]. El realista (hipotético) afirma que las teorías científicas presentes están proporcionando en determinados campos del conocimiento “nuestras mejores conjeturas acerca de la verdad en tales campos”[14].
¿Qué diferencia al realista del instrumentalista, siendo que la anterior aserción podía ser suscrita por este último? Para Worrall las dos posiciones están muy cercanas. Ciertamente, no niega que sean distintas, pero cree que el realismo hipotético no es tan diferente del instrumentalismo como podría hacerlo pensar la crítica de Popper (expuesta en Conjeturas y refutaciones) a esta doctrina. ¿Por qué, entonces, el realismo habría de ser preferible al instrumentalismo? ¿Existe algún argumento que pueda convencernos? Sí, lo hay. Se trata de un argumento de índole ‘negativa’. Las virtudes del realismo hipotético “sólo son visibles cuando se lo compara con sus rivales”[15]. Para Worrall, incluso Duhem y Poincaré habrían sucumbido a un “realismo sigiloso”, propio de quienes se dedican al estudio científico y han sido influidos, en mayor o menor medida, por una concepción instrumentalista de las teorías. Dicho realismo es propio de quien es escéptico respecto a la verdad de éstas en el más alto nivel teórico y adopta una “actitud completamente realista respecto a los supuestos teóricos, de menor nivel pero no por ello menos relevantes”[16]. Son estas ‘inclinaciones realistas’ las que trata de salvaguardar Worrall al señalar que
“la principal virtud del realismo hipotético (…) consiste en que añade al instrumentalismo de Duhem-Poincaré la consistencia con los hechos del desarrollo científico: añade lo suficiente como para permitirnos seguir nuestras inclinaciones realistas. El precio por adoptarlo es una larga dosis de fiabilismo, pero éste es sin duda un remedio del que debemos hacer uso de todos modos”[17].
Al concebir así a la más importante virtud del realismo hipotético, Worrall trata de librarlo de las posibles críticas instrumentalistas, aunque lo reduce, quizá, a una posición muy poco ‘ambiciosa’. En realidad éste era su objetivo. No en vano había dicho que hay determinadas ideas de Poincaré que el realismo no puede desdeñar. Comprendemos ahora que Worrall trataba de mostrar por qué el realismo (hipotético) nunca puede ser acusado “de ser demasiado ambicioso”[18]. Su defensa de la virtud mencionada confirma la apuesta de Worrall por esta débil versión del realismo hipotético.
[1] Popper, K., Conocimiento objetivo, Tecnos, Madrid, 2010, p. 340
[2] Ibíd., pp. 59, 91
[3] Diéguez, A., Realismo científico. Una introducción al debate contemporáneo en filosofía de la ciencia, PUM, Málaga, 1998, p. 231
[4] Ibíd., p. 10
[5] Worrall, J., “Scientific Realism and Scientific Change”, Philosophical Quarterly 32 (1982): 201-231.
[6] Ursua, N., Cerebro y conocimiento: un enfoque evolucionista, Anthropos, Barcelona, 1993, p. 74
[7] Popper, Conocimiento objetivo, ed. cit., pp. 55-56
[8] Poincaré, H., Ciencia e hipótesis, Espasa Calpe, Madrid, 2002, p. 203. Citado en Worrall, art. cit., p. 204
[9] Worrall, art. cit., p. 204
[10] Ibíd., p. 227
[11] Popper, K., Conjeturas y refutaciones, Paidós, Barcelona, 1993, p. 283. Citado en Worrall, art. cit., p. 224
[12] Worrall, art. cit., p. 227
[13] Ibíd., p. 228
[14] Ibíd., p. 229
[15] Ibíd.
[16] Ibíd., p. 230
[17] Ibíd., p. 230
[18] Ibíd., p. 229
[i] Víctor Páramo Valero es estudiante de quinto curso de la Licenciatura de Filosofía en la Universitat de València.
¿Por qué te recomendamos este artículo?
Porque está escrito por un joven estudiante que pone de manifiesto en él unos conocimientos sobre una cuestión de tanta enjundia epistemológica como es el debate entre el realismo y el instrumentalismo que permiten albergar buenas expectativas sobre su futuro como filósofo.
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