Filosofía y actualidad: el debate Badiou-Zizek , por Pau Sanchis Matoses
[themecolor]El papel de la filosofía más allá del compromiso crítico[/themecolor]
por Pau Sanchis Matoses, profesor del Grado en Filosofía Online, UCV «San Vicente Mártir»
[themecolor]§1-Introducción[/themecolor]
Ante el devenir de los acontecimientos de un mundo en constante cambio y tan desigual en función de la posición geográfica, acecha la pregunta: ¿debe el filósofo participar en los sucesos actuales y comentarlos?; o, por el contrario, ¿debe reservar su actividad intelectual única y exclusivamente para el mundo académico?
Dicha pregunta ha sido recurrente desde prácticamente la creación de la academia platónica. Sin embargo, la eclosión de la misma la encontramos en la famosa tesis número once de Marx de su escrito Tesis sobre Feuerbach en la que señala: “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo”[1].
En ese caso, ¿qué rol deben jugar los intelectuales para efectivamente no limitarse a interpretar el mundo? Este atrevido gesto, no obstante, debe tener presente dos aspectos: por un lado, saber de “la participación de los intelectuales en los crímenes del siglo XX pesa sobre la manera en que este grupo social se define a sí mismo”[2][3]; por el otro, cabe preguntarse qué de provechoso tiene el que la cultura de masas esté monopolizada por modelos, conductores, deportistas sin dejar lugar a la reflexión crítica de los intelectuales.
Así las cosas, ¿qué papel está reservado para la filosofía? ¿En qué frente debe situarse para realizar una labor crítica? O, por el contrario, ¿debe permanecer entre los altos muros de la Academia? Estas preguntas son las que van a intentar responder A. Badiou y S. Zizek, que con modestia y escepticismo afrontarán los posibles espacios que le quedan al pensamiento filosófico para hacerse cargo de la actualidad. Aunque disientan respecto a conceptos como acontecimiento, lo real o lo imaginario, ambos están de acuerdo en que el compromiso filosófico derivará de los límites que resulten del propio pensamiento filosófico. Veamos ahora los aspectos concretos de ambos filósofos.
[themecolor]§2-Alain Badiou[/themecolor]
Rememorando el pensamiento de este filósofo francés, hemos de señalar su concepción de la filosofía como teorización de cuatro grandes cuestiones: ciencia, filosofía, amor y arte. El ser y el acontecimiento, título de su obra magna, será el punto de anclaje para el avance de la filosofía, para dirigirse en el camino de lo por-pensar[4]. Su teoría va a renunciar a cualquier comprensión de que la filosofía pueda ser cualquier interpretación del mundo, sea como colección de cosas o de estados de hecho. De este modo, el filósofo no puede hablar de todo –tal y como haría un periodista que sale en la televisión y habla sobre temas sociales-, sino que desarrolla sus problemas: “la filosofía es, ante todo, inventar nuevos problemas”[5]
Como ya afirmara Deleuze, la filosofía es crear conceptos[6] y no tanto descubrir la organización de la experiencia o establecer una estructura categorial trascendental. Badiou quiere dejar atrás la historia de la metafísica para darle un nuevo espacio a la filosofía, esto es, como forma de vida; como acto poiético (de creación) antes que de teorización; un espacio que escapa a la teoría de la razón y que tiene muy presente la noción de acontecimiento[7].
Desde aquí se entiende la articulación del concepto “situación filosófica”, es decir, un acto sobrevenido del cual no podemos dar cuenta a priori; nos pide la creación de un concepto para captar un nuevo significado que se ha formado. Un ejemplo lo encontramos, como nos señala Badiou, en el choque de argumentaciones en el Gorgias de Platón a raíz del término justicia; Calicles lo vincula con poder mientras Sócrates lo hace con legitimidad. El conflicto es indecidible, ya que ninguno convencerá al otro; la situación pide una conceptualización distinta e inconmensurable cuando se ha llegado a una situación de límite. De este modo se articula como salida necesaria una elección. El pensamiento se rige, en última instancia, mediante una decisión que va más allá del terreno de la deducción.
Otro ejemplo señalado por el filósofo francés es el amor como acontecimiento. Para su ilustración nos habla de la película japonesa Los amantes crucificados en la que dos enamorados van a ser ejecutados por haberse escapado para vivir su amor en contra de las leyes de su ciudad y su familia. Pues bien, en dicho momento en lugar de sentir pavor por la repentina muerte que se acerca, dibujan una sonrisa en su rostro ejemplificando un gesto que supera todo cauce racional. El amor, pues, como acontecimiento que supera toda lógica, que excede las normas de las instituciones y la familia y que, en este caso, cuesta la vida. Como escribe Badiou:
“La sonrisa de los amantes (…) es una situación filosófica. ¿Por qué? Porque allí también encontramos lo inconmensurable, la relación que no es una relación. No hay un parámetro común entre el acontecimiento del amor, la subversión del ser-ahí, por un lado, y, por el otro, la reglas usuales de la vida, las leyes de la ciudad y del matrimonio”[8]
Así, la filosofía debe hacerse cargo de la elección, la distancia y la excepción; de esos momentos paradójicos que sobrepasan toda teoría apriorística.
“La filosofía puede ser tal porque hay relaciones paradójicas, porque hay rupturas, decisiones, distancias y acontecimientos”[9]
Ahora bien, ¿cómo se relaciona estas situaciones filosóficas con un posible activismo político?
Para Badiou, el saber institucionalizado es el saber de las normas; el de la administración de las estructuras sociales. De este modo el acontecimiento es reducido a una homogeneidad que lo hace homologable a las instituciones, esto es,
“no constituyen una relación paradójica, sino al contrario: constituyen una relación regular, una relación normada”[10]
Si esto es así, ¿la filosofía no tendría nada que decir de sucesos tan relevantes como la guerra de Irak producida por la invasión norteamericana? En este caso sí que tendría cabida el compromiso filosófico, dado que entran en juego los criterios antes mencionados de elección (sólo caben dos posibilidades, estar a favor o en contra de la guerra); excepción (es un hecho inconmensurable ya que no existe un parámetro común entre Estados Unidos e Irak, por lo que han tenido que inventarse el famoso nexo de las “armas de destrucción masiva”); distancia (las grandes manifestaciones crearon una enorme distancia subjetiva respecto del poder de Estados Unidos)
Dicho esto, cabe diferenciar entre filosofía y política. Si, como dijéramos antes, la filosofía inventa problemas y desarrolla conceptos que van a afectar a todo el mundo; la política, sin embargo, buscará modificar situaciones concretas que afectan a determinados grupos. Por lo que en determinados momentos algo será importante para la política, mientras que no tenga ninguna relevancia filosófica.
Otro rasgo distintivo de la filosofía es, además, su carácter de extrañeza en el discurso que construye; aquello que le permite situarse más allá, en un espacio extranjero, nuevo y con capacidad de universalidad. Dicho con palabras de Badiou y parafraseando a Platón:
“El filósofo siempre es un extranjero, vestido con nuevos pensamientos; propone nuevos problemas y nuevos pensamientos. Y gana partidarios en las vías del silencio, es decir, puede hacer que muchos se interesen en esos problemas en la medida en que los convenza de su universalidad”[11]
Ahora bien, ¿cómo entender esa universalidad si hemos desechado la razón homogeneizadora? Mediante ocho tesis, que van desde su manifestación como decisión de un indeciso hasta que toda singularidad universal es inabarcable y abierta, presenta Badiou su concepto de lo universal. No es lo que vale para todos, no se trata de una homogeneización; antes bien, el espacio de lo universal se presenta en la universalidad del acontecimiento, esto es, el concepto de universal se presenta en el espacio de una pluralidad genérica infinita. Por lo que permite que surja un sujeto que se oponga diametralmente a la dupla positivista de particularidad/generalidad.
Con todo, tenemos que remarcar que es desde la concepción de lo universal de situación filosófica y del nuevo espacio abierto por la noción de acontecimiento, desde donde cabe responder a la relación entre compromiso filosófico y la actualidad.
[themecolor]§3-Slavoj Žižek[/themecolor]
Instaurados ahora en el pensamiento del filósofo esloveno Slavoj Žižek, huelga introducir una serie de nociones de las que nos ayudarán a hacernos cargo de la amplitud de su crítica filosófica que busca violentar el orden establecido. Este autor lleva varios años realizando una serie de análisis filosófico-políticos en los que ha retomado el concepto de ideología. Además, mediante tesis que podemos llamar marxistas, un profundo estudio del psicoanálisis lacaniano y sirviéndose de la dialéctica hegeliana, establece una dura crítica a la racionalidad del sistema económico-social-cultural capitalista y a lo que de ideológico hay en él, desvelando así lo ausente en lo presente y lo presente en lo ausente. En lo que nos refiere a este ensayo vamos a ver las propuestas que señalará Žižek respecto al compromiso político, así como sus similitudes y diferencias con Badiou.
En un primer momento, nos señala que cuando una pregunta de interés público se hace a la filosofía es porque se busca una orientación. Ante esta situación, las posibilidades de elección constituyen una síntesis disyuntiva revelándose como falsas alternativas desde las cuales cabe modificar los conceptos mismos del debate para reformularlo. Esta estrategia le sirve para reformular conceptos y adoptar una nueva estrategia:
“Obviamente, deberíamos abordar el problema una vez más de manera directa, cuestionar primero los conceptos del debate, aplicando una suerte de Verfremdung (extrañamiento) brechtiano”[12]
De lo que se trata es de criticar el terreno imperante al que se ha conducido la filosofía, a saber, un espacio en el que las ideologías se han diluido para que aparezca el terreno de las subjetividades y en el que parece que vivamos en el mejor de los mundos posibles. Respecto a esa imparcialidad idílica, Žižek denunciará la interiorización ideológica que se esconde detrás de ella en discursos como el de Habermas o Sloterdijk. En relación a la idea de progreso ¿cuál es la función principal de la filosofía del Estado en la actual sociedad dinámica-capitalista? se preguntará; evidentemente aprobar ese desarrollo constante, necesario para el capitalismo, de las ciencias, la técnica y la economía; pero también intentar maquillar las consecuencias éticas y sociales, es decir “impedir que se modifique la actual imagen teológico-política del mundo”. Por un lado, la ciencia posee un horizonte de significados establecidos y circunscritos al progreso y, por el otro, se denuncian sus consecuencias como inadmisibles para el ámbito moral-religioso.
Avanzando en el texto, la propuesta de filósofo esloveno será dejar que se rompa el sueño de que existe una filosofía normal y establecerla como “anormal por antonomasia”. Para ello, recogiendo lo dicho por Badiou, cabe señalar los vínculos que tiene la filosofía con aspectos externos a ella, a saber, su naturaleza amorosa, política, científica y artística. Desde aquí se entiende el estadio de extrañeza en el que vive y del que surgió la filosofía; haciendo referencia a Heidegger afirma:
“Adonde quiero llegar es a ese momento de extrañeza que surge a través de la dislocación; a que la filosofía –Heidegger nos lo diría así- no fue desde el comienzo el discurso de aquello que se sabe en casa. Siempre se necesita un mínimo de descomposición de la sociedad orgánica”[13]
Por ende, toda filosofía debe encontrar como punto de partida ese espacio de dislocación, de extrañeza que le lleva a uno a replantearse sus propias bases conceptuales y que vemos como un gesto recurrente desde Sócrates hasta Descartes. Para ello, además, aduce la rehabilitación del concepto kantiano de Weltbürgergesellschaft (sociedad de ciudadanos) y su vinculación con la diferencia establecida entre uso privado y uso público de la razón. Si el uso privado de la razón viene referido al trabajo del servidor del Estado en el propio aparato estatal, el uso público de la razón haría referencia a debates intelectuales que se dieran incluso de manera privada. Con ello, Žižek trata de establecer la posibilidad de, como intelectuales, “ocupar la posición de lo universal singular”, esto es, una singularidad capaz de abordar la universalidad de manera inmediata. Como nos ejemplifica:
“Se puede ser de manera inmediata un hombre sin ser antes que nada alemán, francés, inglés, etc. Ese legado de Kant es hoy más actual que nunca”[14]
Así las cosas, este sería el caballo de batalla de la filosofía en la actualidad, a saber, la capacidad de poder participar de manera inmediata de la universalidad más allá de las identificaciones particulares.
[themecolor] §3-Conclusión[/themecolor]
Con todo, vemos que para los autores tratados la esencia del compromiso filosófico tiene que ser la afirmación y no sólo un compromiso crítico, en tanto que la filosofía es creadora de conceptos es afirmativa y no debe reducirse a una mera crítica que analice los males y el sufrimiento de este mundo. Como ya señalase Platón, y Badiou así lo asevera, lo importante es siempre el elemento de afirmación humana, de elección radical.
Así pues, la verdadera afirmación filosófica no vendría de las críticas que buscan poner parches al sistema capitalista intentando, sin éxito, paliar la injusticia material que produce en todo el mundo (deslocalización, intereses en países del tercer mundo por sus recursos naturales…), sino en las deficiencias democráticas que existen. ¿Acaso no es cierto que el crecimiento económico y los procesos capitalistas globales excluyen estructuralmente la democracia convirtiéndola en un mero significante vacío?
De lo que se trata, pues, es de reformular el problema y abrirlo hacia un horizonte de posibilidades distinto en el que la labor creadora de la filosofía pueda dar nuevos significados que posibiliten una salida. Aquí es donde reside la tarea de la filosofía en la actualidad. Como ya nos señaló Heidegger:
“sólo cuando nos volvemos con el pensar hacia lo ya pensado, estamos al servicio de lo por pensar”[15]
Breve descripción biográfica de Badiou:
Nacido en Rabat, cuando Marruecos era protectorado de Francia, Alain Badiou fue miembro de la Resistencia francesa durante la ocupación nazi. Estudio filosofía en la prestigiosa École Normal Supérieure, de la que ha sido profesor así como de la universidad Paris VIII.
Breve descripción biográfica de Žižek:
Nació en Liubliana, donde estudió filosofía y sociología. Aun siendo muy activo en el terreno político de su país, se trasladó a la universidad París VIII para estudiar psicoanálisis. Actualmente viaja por todas las universidades del mundo dando conferencias.
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