Estética sociológica I, por Pedro Zapater García
[themecolor]LA ESTÉTICA EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO: Estética sociológica I[/themecolor]
Trabajo realizado bajo la dirección de la Prof. María Ordiñana Gil.
[themecolor]Pedro Zapater García, estudiante del Grado en Filosofía ONLINE de la Universidad Católica de Valencia «San Vicente Mártir».[/themecolor]
DEFINICIÓN DE ESTÉTICA SOCIOLÓGICA
Dice Taine que
“El arte es como un naranjo, que precisa un suelo y un clima adecuado para florecer y dar fruto”.
Por esa razón, se puede definir la estética sociológica o sociología del arte como la reflexión sobre los nexos entre el arte y su contexto histórico cultural, o dicho de otro modo, es la comprensión social del arte.
En esta línea, se reconoce que la sociología del arte es la reflexión de los diferentes factores que interactúan en los modos y el significado entre la sociedad y el arte; donde economía, política, estructura social, instituciones, lenguaje visual y el amplio espectro de los presupuestos ideológicos que articulan la realidad cultural forman un complejo tejido que cimentan tanto las bases de los objetos artísticos en su materialidad y en su lenguaje formal, como la mentalidad de quienes los producen, los poseen, los instrumentan o los interpretan.
Los cambios sociales producidos por la Revolución Francesa y la Revolución Industrial, tanto a nivel político como económico, llevaron a los filósofos a replantearse la relación del hombre con la sociedad. Así surgió la sociología del arte, ciencia fundamentada en los principios metodológicos del positivismo que considera al artista como parte indisoluble de la sociedad, siendo la obra artística un fiel reflejo de los condicionamientos sociales que envuelven al artista.
PRINCIPALES CONTRIBUCIONES
La principal contribución consiste en señalar la importancia de la relación arte-sociedad como problema estético. El arte es reconocido como vínculo de la sociedad.
En la estética sociológica pasa a primer plano considerar y explorar el arte como fenómeno social.
Los dos puntos de vista más adaptados de la estética sociológica son:
- El teleológico trata de determinar los fines sociales del arte y su objeto dentro de la sociedad.
- El otro punto de vista investiga los orígenes sociales del arte. El punto de partida es que las realizaciones artísticas están predeterminadas. El desarrollo de sus dotes y la manera de plasmarlo, depende del ambiente, del estado general del espíritu y las costumbres; a la vez que del clima, de los productos culturales de la raza. Aunque bien es cierto que, esta teoría del medio ambiente es incapaz de explicar lo irracional y vivo en las creaciones de cada época.
Desde la perspectiva sociológica del arte, son innumerables los temas que trata y ello da cuenta de su amplio horizonte disciplinar. Entre estos temas están:
- El mecenazgo y el coleccionismo.
- El mercado del arte.
- Las instituciones y situación social del artista.
- La estructura sociocultural del público y de sus gustos.
- Las relaciones del arte y las diversas plataformas del poder.
- Las manifestaciones efímeras del arte.
- La transmisión de las formas a través de los géneros menores de expresión visual.
- El estudio de los medios de comunicación visual de masas.
AUTORES RELEVANTES
Hippolyte-Adolphe Taine, en su Filosofía del arte (1865-1869), aplicó al arte un determinismo basado en la raza, el contexto y la época (race, milieu,moment). Para Taine, la estética –la «ciencia del arte»–, opera como cualquier otra disciplina científica, según parámetros racionales y empíricos.
Jean Marie Guyau, en Los problemas de la estética contemporánea (1884) y El arte desde el punto de vista sociológico (1888), planteó una visión evolucionista del arte, afirmando que el arte está en la vida, y que evoluciona como ésta; y al igual que la vida del ser humano está organizada socialmente, el arte debe ser reflejo de la sociedad.
La estética sociológica tuvo una gran vinculación con el realismo pictórico y con movimientos políticos de izquierdas, especialmente el socialismo utópico: autores como Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Pierre Joseph Proudhon defendieron la función social del arte, que contribuye al desarrollo de la sociedad, aunando belleza y utilidad en un conjunto armónico.
Por otro lado, en el Reino Unido, la obra de teóricos como John Ruskin y William Morris aportó una visión funcionalista del arte: en Las piedras de Venecia (1851-1856) Ruskin denunció la destrucción de la belleza y la vulgarización del arte llevada a cabo por la sociedad industrial, así como la degradación de la clase obrera, defendiendo la función social del arte. En El arte del pueblo (1879) pidió cambios radicales en la economía y la sociedad, reclamando un arte «hecho por el pueblo y para el pueblo».
Por su parte, Morris defendía un arte funcional, práctico, que satisfaga necesidades materiales y no sólo espirituales. En Escritos estéticos (1882-1884) y Los fines del arte (1887) defendió un concepto de arte utilitario pero alejado de sistemas de producción excesivamente tecnificados.
La obra de Ruskin y Morris coincidió con la época victoriana, donde el arte, principalmente subvencionado por la nueva clase emergente, la burguesía, cobró un nuevo valor relacionado con la ostentación, con el reflejo del estatus social, lo que implicaba un factor comercial que provocó la mercantilización del arte en el siglo XX y el auge de las galerías de arte, que se convertirían a su vez en centros difusores de nuevas tendencias.
Pero sin duda, el autor más notable es Pierre Francastel (1900-1970). En sus obras lleva a cabo un análisis del medio (es decir, del entorno cultural y social) en el cual crece y trabaja el artista y hacia el destino que tiene el mensaje encerrado en la obra.
Sus obras más conocidas:
– Pintura y sociedad (1951).
– Arte y Técnica (1956).
– La realidad figurativa (1965).
– La figura y el lugar (1967).
– Sociología del arte (1970)
Su principal aportación es reconocer la estructura del intangible lenguaje imaginario que emerge del entramado cultural y que se constituye en lengua visual que circula por la imaginación colectiva y es capaz de concretarse en cada uno de los objetos artísticos que le sirven de soporte. A su vez, la dimensión sociológica de este lenguaje estriba en el hecho de que no se construye sobre un vacío especulativo, sino a partir del complejo conjunto de materiales culturales que le anteceden y a los que va a incorporarse, una vez consolidado, con la capacidad de dejar su impronta sobre la imagen colectiva del mundo.
El centro de gravedad del pensamiento francasteliano podría ser este:
por su específica condición, la obra de arte consiste en un “objeto” portador de la proyección articulada de una “lengua visual”.
La configuración material y el estatuto funcional de dicho objeto es el resultado de las capacidades técnicas y las necesidades simbólicas de una determinada sociedad. Este presupuesto le confiere una plataforma hermenéutica para analizar la obra de arte de un modo singular:
Desde la identificación de la obra de arte como un “objeto de civilización”, funcional y simbólicamente adjetivado, sobre el que se representan ideas, seres y cosas que, a su vez, también son expresados e interpretables como estereotipos, modelos arquetípicos de una cultura y objetos, “de civilización”.
BIBLIOGRAFÍA
Plazaola, J. (2007). Introducción a la Estética: Historia, Teoría, Textos. Bilbao: Universidad de Deusto. Páginas a consultar: 193-198
Bozal, V. (ed.) (2002). Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. VOLUMEN I. Madrid, La balsa de la Medusa. Páginas a consultar: 437-447
Bozal, V. (ed.) (2002). Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. VOLUMEN II. Madrid, La balsa de la Medusa. Páginas a consultar: 346-353.